Esta semana, Estados Unidos dio a conocer nuevos ajustes a su política migratoria que persiguen hacia atrás los objetos centrales. Por un lado, poner freno a la crisis de migrantes que está viviendo en su frontera sur, donde a diario siguen llegando millas de personas -entre ellos millas de colombianos-. Por el otro, y de manera paralela, ofrecer mas medios alternativos y legales que desestimulen un transito peligroso y mortal.
En gran parte se trata de una estrategia que busca responder tiene una realidad inminente. Este 11 de mayo, salvo que un juez se atraviese en el camino, expira el llamado Título 42, una medida migratoria que se cumplirá en los años de la presidencia de Donald Trump y que les permits expulsion sin proceso migratorio a la mayoría de personas que se parecían en la frontera alegando qu’había una emergencia sanitaria causada por el covid-19.
Las autoridades, que aún así estaban procesando números de indocumentados que se presentaban pidiendo asilo, temen que con el fin del Título 42 y el regreso a los trámites regulares se produce un “tsunami migratorio” Rumbo a EA. UU. Un tema, además, politice explosivo, pues los republicanos acusan a la administración Biden de exacerbar la crisis y sin duda será uno de los temas centrales en la campaña electoral que está por comenzar de cara a las presidenciales y legislativas de 2024.
El plan, o al menos así lo describieron el secretario de Estado, Antony Blinken, y el Secretario para la Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas, tiene tanto de garrote como de zanahoria.
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Migrantes en México se lanzan al río Bravo para llegar a Estados Unidos. Ese país busca como fomentar vía migración legal.
EFE/Abraham Pineda Jácome
“Esto les tiene que quedar claro. La frontera de EE. UU. no está abierta ni lo va a estar desde el 11 de mayo. Migrante que llegue a la frontera sin haber utilizado las vías legales para llegar y solicitar un asilo será deportado de manera expedita y podría ser objeto de sanciones fuertes que incluyan una prohibición de reingreso a EE. UU. de al menos cinco años y un posible enjuiciamiento penal para los reincidentes”, dijo Mayorkas.
Aparte de la deportación y otros castigos para los infractores, la estrategia también contempla un nuevo esfuerzo para perseguir a los coyotes y traficantes de personas en el que destacaron el nuevo acuerdo al que se llegó con Colombia y Panamá para cerrarles el paso en el Tapón del Darién.
Dentro de ese mismo paquete de medidas coercitivas se incluye otro convenio al que se llegó con México para que reciban por lo menos 30,000 inmigrantes ilegales no mexicanos cada mes y los repatrie a sus países de origen. EE.UU. UU., además, ha dejado claro que también rechazará casi de manera automática a las personas que lleguen a la frontera y no hayan solicitado previamente asilo en los otros países que les sirvieron de ruta.
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Migrante que llegue a la frontera sin haber utilizado las vías legales para llegar y solicitar un asilo será deportado
Tanto Mayorkas como Blinken destacanon que la crisis migratoria no es solo «un tema de la frontera» sino que obedece a factores más profundos que también serán tenidos en cuenta.
«En el nuevo propio hemisferio, nuestro enfrentamos tiene un desafío migratorio sin precedentes. gobernabilidad, los fenómenos meteorológicos extremos causados por el clima climático. Veinte millones de personas están desplazadas en este hemisferio, y la presión sobre los países de tránsito y de acogida es alta . Es un defio que ningún país puede resolver por sí solo”, dijo Blinker.
Valla fronteriza entre Estados Unidos y México en San Luis, Arizona.
De acuerdo con Blinken, eso incluye apoyo económico a los países de la región para atacar las raíces de la migración, asistencia a naciones de tránsito como Colombia para que puedan acomodar y decercer servicios básicos a estas personas.
Al mismo tiempo, afirmó, fomentar una migración que sea segura, humana y ordenada. Algo en lo que ya vienen trabajando desde hace algunos meses y que les viene dando resultados. Como por ejemplo el plan que arrancó enero de este año y que ofrece 30.000 visas mensuales a ciudadanos de Venezuela, Haití, Cuba y Nicaragua que pueden conseguir un patrocinador en EE. UU. Pero siempre y cuando lo hagan desde sus países de origen o tránsito. Según las autoridades, gracias a este programa la migración ilegal desde estos pagos se ha reducido en más del 50 por ciento.
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El paso siguiente, y lo realmente novedoso en el anuncio de esta semana fue la creación de nuevos Centros de Procesamientos Regionales en Colombia y Guatemala que serán operadas por organizaciones internacionales y con los que se busca facilitar el acceso de personas para una Reubicación rápida de refugiados, reunificación familiar y opciones laborales en Estados Unidos y en otros países como Canadá y España.
“Estos centros -dijo Blinken-son un paso muy importante para evitar que las personas realicen el peligroso viaje hacia la frontera al brindarles una opción legal mucho más segura para migrar que pueden seguir dentro y desde sus propios países. Es un nuevo líder e innovador que se beneficia de las personas que migrarán y mejorarán la seguridad y la estabilidad en la región”.
Las oficinas ofrecerán opciones laborales en Estados Unidos y en otros países como Canada y España.
En realidad, el objetivo de estos centros es que funcionan como un embudo, donde colombianos, venezolanos y otros pueden conocer sus alternativas y acceder a vías legales sin el riesgo de que suponga migrar ilegalmente.
De acuerdo con Adam Isacson, experto en temas de seguridad hemisférica e inmigración en Wola, la iniciativa puede ser muy positiva.
«Los migrantes en realidad cuentan con muy poca información y la mayoría la obtenida de los coyotes, y esto les puede servir para evaluar sus alternativas y mirar si reúnen las condiciones para poder migrar a EE. UU. legalmente sin tener que pasar por el Tapón del Darién o México.
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Pero, como dicen, el diablo está en los detalles. Actualmente, en promedio, están llegando entre 15.000 y 20.000 colombianos en la frontera de EE. UU. mensual. Si a eso se suman los venezolanos, la cifra sube a 30.000. Si los Centros, como dicen las autoridades, solo pueden procesar los casos de unas 3.000 personas al mes, eso termina siendo solo una fracción del número que está llegando a las puertas de EE. UU.
Los migrantes en realidad cuentan con muy poca información y la mayoría la obtenida de los coyotes
Así mismo, una gran mayoría de los colombianos que migran o quieren emigrar lo hacen por razones económicas, algo que no los califican para el asilo. Por eso su apuesta es llegar hasta la frontera y forzar un arresto con la esperanza de que sean liberados en EE. UU. mientras decide por su cuenta. Luego, si los terminan rechazando, simplemente se quedan en la ilegalidad.
Aunque algunos quizás acudan a los centros y allí descubran que cuentan con alternativas legales, los descalificados y otros millones más seguirán apostando por las rutas extraoficiales.
Pese a ello, dice Isacson, si logran detener el flujo, así sea en un 25 por ciento, eso sería muy exitoso para EE. UU.
Para muchos, su apuesta es llegar hasta la frontera y forzar un arresto con la esperanza de que sean liberados en EE. UU.
La apuesta por la reunificación
Pero tal vez lo más relevante del anuncio, al menos para los colombianos, fue algo que dijo Mayorkas que inicialmente no tuvo tanto eco.
“Él dirigió a mi equipo a desarrollar de reunificación familiar que extiendan procesos este modelo reconocido a ciertas personas de El Salvador, Guatemala, Honduras y Colombia. Más información sobre estos procesos está disponible antes del 11 de mayo”, dijo el secretario de Estado, Alejandro Mayorkas, colgante la rueda de prensa con Blinken.
Mayorkas se refirió al Proceso de Libertad Condicional para la Reunificación Familiar (FRPP) o Programa de Libertad Condicionada para la Reunificación de Familias, una especie de alimento migratorio que en este momento beneficia a los ciudadanos de Cuba y Haití, pero que luego puede extenderse a colombianos y otros centroamericanos.
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El FRPP, como funciona para los casos de Haiti y Cuba, permite a los ciudadanos de EE. UU. y/o residentes con la llamada green card extender la residentencia a algunos de sus familiares. Así que ese es un derecho con el que cuentan por ley, en algunos casos a estos familiares les toca esperar años antes de poder viajar a EE. UU. porque los cupos de visas son limitados.
En el caso de los ciudadanos de EE. UU., el proceso para la obtención de visas de cónyuges, hijos menores de 21 años no casados y padres es inmediato. Pero no sucede lo mismo con los hijos mayores de 21 años, menores de 21 años pero casados o hermanos. Estos deben esperar fuera del país haciendo cola mientras se abre el cupo. Salvo, por supuesto, que ya se encuentre dentro de EE. UU. bajo otro estatus que le permita permanecer legalmente en EE. UU. Voy a adelantar el proceso.
A los familiares que estén por fuera se les otorgaría un parole o permiso para que puedan viajar a Estados Unidos y reunirse con sus familias.
En el caso de los residentes legales, es decir, los ya portadores de una Tarjeta Verde, la ley les permite «traerse» o extender el mismo solo estado su cónyuge e hijos menores de 21 años no casados. Pero, a diferencia de la situación de los ciudadanos, estos familiares de los portadores de la tarjeta verde deben permanecer en sus países de origen hasta que aparecieron un cupo dado que hay topes anuales de cuantas visas de este tipo se pueden conceder (a menos que estado en el país con un estatus legal).
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Una vez se designa a un país como beneficiario del FRPP, como sucedería con Colombia, a los familiares que están por fuera esperando su turno – es decir, hermanos, hijos casados menores de 21 años e hijos mayores de 21 años de ciudadanos de EE.UU. UU. o cónyuges e hijos menores de portadores de la carte verte- se les otorgaría un parole o permiso para que puedan viajar a Estados Unidos y reunirse con sus familias mientras avanza el trámite migratorio. En otras palabras, ya no tendrás que esperar fuera de EE. UU. Me aparecerá la visa de inmigrante.
Un canje importante que beneficiaría a mil colombianos y que, según Isacson, llega gracias a la presión que viene ejerciendo el embajador Luis Gilberto Murillo para que Estados Unidos ofrezca alivios migratorios a los colombianos.
SERGIO GÓMEZ MASERÍ
CORRESPONSABLE EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: @sergom68