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Electrolitos y rehidratación: estrategias para una hidratación óptima después del ejercicio

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Mantener una hidratación adecuada es esencial para la salud y el rendimiento físico. Con la gran variedad de productos disponibles en el mercado, desde bebidas isotónicas hasta sueros y bebidas energéticas, muchas personas se preguntan qué es realmente necesario para reponer los minerales perdidos durante el ejercicio. La clave radica en entender qué son los electrolitos y cómo influyen en la recuperación y la función corporal.

Los electrolitos son minerales que, al mezclarse con los líquidos del cuerpo como la sangre, obtienen una carga eléctrica y permiten al organismo realizar funciones esenciales. Entre estos minerales están el sodio, potasio, calcio, magnesio, cloro, bicarbonato y fosfato. Estas sustancias son cruciales para regular el equilibrio de líquidos, facilitar la transmisión de señales nerviosas, permitir la contracción y relajación de los músculos, y ayudar a mantener estable el pH de la sangre. Durante el ejercicio físico, el sodio es el mineral que se pierde más a través del sudor, lo que hace crucial su reposición durante actividades prolongadas o en situaciones de calor extremo.

Cuándo optar por agua y cuándo por bebidas con electrolitos

La elección entre agua y bebidas con electrolitos depende de la duración, intensidad del ejercicio y condiciones ambientales. Para sesiones de baja intensidad y menor a una hora, el agua suele ser suficiente para mantener la hidratación. Sin embargo, cuando el esfuerzo se prolonga o se realiza en condiciones de calor o alta humedad, la pérdida de líquidos y minerales aumenta, haciendo recomendable el consumo de bebidas que aporten sodio y otros electrolitos.

De forma particular, deportistas o personas que tienen un sudor con alta concentración de sal se benefician al sustituir el sodio para evitar calambres, sostener su desempeño y prevenir caídas de tensión o agotamiento. En disciplinas de resistencia como el ciclismo, el triatlón o las carreras de fondo, es aún más importante controlar los electrolitos. Para ejercicios moderados o intensos de entre 1 y 2 horas, las bebidas isotónicas son apropiadas, ya que proporcionan agua, sodio y una cantidad moderada de carbohidratos. Para sesiones más prolongadas o extremadamente demandantes, se sugieren bebidas con mayor cantidad de carbohidratos para mantener la energía y la reposición de minerales.

Precauciones en el consumo de bebidas con electrolitos

El uso excesivo de bebidas con electrolitos puede causar efectos indeseados. Los riesgos principales incluyen hipertensión en individuos sensibles debido al exceso de sodio, aumento de calorías y elevaciones de glucosa por la presencia de azúcares, alteraciones en el funcionamiento muscular y cardíaco por un desequilibrio mineral, y problemas digestivos si las bebidas están muy concentradas o se ingieren rápidamente.

La dieta cotidiana ya aporta gran parte de los electrolitos necesarios, especialmente el sodio, presente en comidas procesadas y saladas. En personas sin patologías renales, el organismo suele manejar el sodio adicional, mientras que en individuos con condiciones médicas específicas, el exceso puede resultar perjudicial.

Alternativas caseras para la rehidratación

Para quienes buscan hidratarse de forma natural y económica, existen alternativas caseras efectivas. Un caldo de verduras bien salado puede reemplazar las bebidas comerciales durante esfuerzos prolongados. Otra opción es preparar una bebida equilibrada con 950 ml de agua, 2 gramos de sal y 50 a 70 gramos de azúcar por litro, pudiendo aromatizar con jugos de cítricos como limón, lima, naranja o piña. Esta preparación permite reponer líquidos, sodio y carbohidratos de manera adecuada durante aproximadamente dos horas de ejercicio, ajustando la cantidad de agua adicional en condiciones de calor o humedad extrema.

Consejos últimos para una hidratación adecuada

Los expertos coinciden en que la hidratación debe adaptarse a la intensidad del ejercicio, la temperatura y las necesidades individuales. Para esfuerzos cortos o de baja intensidad, el agua es suficiente; mientras que en entrenamientos más prolongados o exigentes, las bebidas con electrolitos contribuyen a mantener el rendimiento, prevenir calambres y asegurar una recuperación adecuada. La clave está en la moderación y en reservar estas bebidas para situaciones donde realmente se requieren, evitando el consumo excesivo en la vida cotidiana.

Por Nicolás Adomo